viernes, 26 de junio de 2009

El cumpleaños




Y la fecha llegó, no sabemos qué tanto entiende lo que significa cumplir años, pero en cuanto abrió el ojo en la mañana, su papá y yo nos acercamos y le dijimos "felicidades Lía, hoy es tu cumpleaños" y no hay duda de que sonrió y se alegró por lo que fuera que le estabamos diciendo. Estuvo especialmente de buen humor ese día, tengo varias escenas memorables, pero si me dan a elegir, me quedo con los primeros minutos al despertar cuando recibió su regalo, primero se tomó un buen tiempo para explorar la bolsa en la que venía, por un momento pensamos que le gustaría más la bolsa que el regalo, pero creo que nunca voy a olvidar su expresión de emoción al sacar un gato de peluche blanco, se sacudió de emoción, se rió, maulló hasta el cansancio, lo abrazó, lo besó y bailó emocionada. ¿Cómo un juguete tan simple puede dar tal ilusión? El día siguió con emoción intensa, salimos al parque, inflamos globos y adornamos la casa, recibimos algunas visitas, comimos pastel de fresas con crema y hasta logró apagar su vela. Una vez más no sé si supo que era su cumpleaños pero si se que estuvo feliz, más que otros días y descubriendo que es el centro de casi donde quiera que esté.

jueves, 11 de junio de 2009

Gateando


Finalmente lo logró y ahora la casa se vuelve más pequeña y explorable. Se transporta todavía con cierta inseguridad pero con determinación del rincón de los zapatos al baño, de su cuarto a la sala, del closet al espejo. Prefiere los recovecos, los espacios intrincados y tricosos. Se desborda de energía, persigue y se alegra. Al mismo tiempo se tropieza, se golpea y se resbala, llora, grita y pide apoyo. No para un segundo, el día le parece corto para jugar, investigar y probar y nosotros le seguimos durante horas, asombrados, con los pantalones sucios de piso, el cuerpo cansado y el alma plena.