jueves, 29 de octubre de 2009

Día de muertos


Recuerdo el día de muertos del año pasado, los tres frente al altar y Lía sentada en su silla, quietecita observando los colores y las velas sin interactuar demasiado con el estímulo. En algún momento imaginamos cómo estaría Lía al siguiente año. La fecha está por llegar y Lía rebasa lo imaginado. Puedo ahora mirarla con claridad lanzándose a explorar cada objeto de la ofrenda. “¿Y si la ponemos en alto?”, no creo, mejor abajo, a su alcance, que huela las flores, que las agarre y las deshoje, que chupe las calaberitas de azúcar, que meta sus manos en las cazuelas, sople las velas, muerda los panes y se empape de la tradición.
Llega este fin de semana con sentimientos encontrados, por un lado las ganas de mostrarle los colores y que disfrute de la fiesta y por otro la angustia que provoca la destetada final, este fin de semana quitaremos por fin el pecho de las noches y los fantasmas ya rondan por mi cabeza. Cómo reaccionará, cómo vamos a contener su enojo, cómo va a dormir a partir de esto, ¿mejorarán nuestras noches?, en verdad espero que si, llevamos el tiempo que tiene de vida sin dormir más de cinco horas seguidas y la mayoría de las noches despierta cada dos o tres horas. La cuestión es que una vez más no hay certezas, tal vez duerma mejor o tal vez peor, tal vez aprenda pronto a conciliar el sueño de otras formas o tal vez se vuelva una batalla dramática que nos deje exhaustos a los tres, tal vez esto la haga sentirse más segura, más independiente o tal vez exalte su apego, su necesidad de mamá, quizá yo me sienta descansada y liberada o quizá extrañe mucho tenerla tan cerquita. No sabemos qué pasará pero si que algo va a cambiar a la vuelta de la hoja.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Mano, mano y pasión por los colores




Espalda partida y cansancio extremo, las noches siguen sin ser buenas y los días tienen una actividad física intensa. Lía está aprendiendo a caminar y está prácticamente volcada en la tarea, se pasa el día pidiendo “mano, mano” para pararse y caminar, la práctica nos lleva todo el día, no descansa, camina, intenta correr, sube escaleras, trepa muebles y todo tomada de mis manos (no es sencillo que acepte las de alguien más si yo estoy en el paisaje), pasa ya muy pocos ratos sentada y jugando a otras cosas, como no sea ver los vídeos de Elmo, aunque incluso esos, muchas veces los pide y en cuanto empieza la historia pide mano, mano y va de un cuarto a otro, acercándose a la tele sólo cuando viene una canción que le gusta o reconoce un momento interesante de la trama. Las mamás saben que no es una etapa fácil, además en nuestro caso va acompañada de una mamitis intensa y berrinches frecuentes, sobretodo si pide mano y en ese momento se me ocurre hacer cualquier otra cosa que no sea atender inmediatamente su demanda. Pero no todo es tan malo, también hay un gran disfrute al ver que avanza y que está a poco tiempo de caminar y lograr esa independencia tan importante, además en las últimas semanas tiene un interés evidente en los colores, así, vamos en el coche y va diciendo los colores que ve por la ventana, o ve un libro y en lugar de escuchar la historia, recita los colores que reconoce; “vede”, “a a a zu”, “mino”, “neno”,“tosa”,“Toto”, “mano” (morado), “a a a a o" (anaranjado, “te” (café). Y así con lo que ve en la casa, en la calle, la ropa, el pelo, los ojos, los juguetes y todo lo que cruce por su mirada. Entonces vamos del berrinche a la maravilla de verla atenta, listísima y graciosa, de la demanda y la exigencia a la risa y el encanto. Supongo que eso es ser mamá.