miércoles, 24 de noviembre de 2010

Un Reno


"Mila mamá, soy un leno ¿veldá?"

viernes, 29 de octubre de 2010

Gatita Negra


Hoy Lía fue disfrazada de gatita negra a la escuela, parte del festejo del día de muertos y en la tarde me dijo:
- Mamá, hoy hablé en la escuela
- Qué bien Lía, ¿con quién hablaste?
- Con Camila
- ¿y qué le dijiste?
- Miau

lunes, 25 de octubre de 2010

Hablar, hablar, hablar.


Algo se traen entre sí Lía y el lenguaje, algo sin duda le pasa a la hijita con las palabras, las hace suyas, las ensaya, las deshace, las cambia y juega con ellas. Inventa canciones incomprensibles, con palabras todas ellas inventadas pero con intención y sentimiento. Pregunta el nombre de cada cosa que no conoce y se lo aprende con facilidad pasmosa. Incluso, cuando no existen las palabras para nombrar lo que ella quiere, las inventa. Así, hoy en la familia un "sudu" es la marquita que dejan en la piel los calcetines o cualquier otra prenda de ropa que apriete un poco y un "Tinu" es una mancha de talco o de polvo que hay que sacudir. Ha puesto nombres a sus changos de juguete "Lin", "Pototó", "Lololo" y "Papaqueque" e incluso a su prima o primo que viene en camino le puso "Palujatos". Le encantan las rimas, las canciones y juega con muchísima frecuencia a cambiar el final de las palabras y a burlarse de los diferentes sonidos. Es curioso que hace una semana estuve de visita en su escuela y su maestra me comentó que Lía no habla; trabaja bien, y coopera con las tareas escolares pero no habla. Primero me sorprendí mucho y me entraron ganas ansiosas de contarle a su maestra todo lo que habla en casa, cómo no hay forma de pararle y su gusto por jugar con las palabras y después, casi de inmediato me entró una sensación de perfecta comprensión y un poco de tristeza, al tiempo que me recordaba en mi propio salón de clases a los 3 o 4 años, sentada y trabajando, calladita, tímida y sin muchas ganas de interactuar la gente alrededor. ¿Será?, ¿un contagio genético?, ¿es el mismo su silencio que el mio antiguo? No lo sé, pero sí sé que es una fortuna escuchar su vocecita clara y agudita sin descanso en casa. Cuando está su papá, yo o cualquier otra persona de la familia, sólo el sueño la hace callar.

lunes, 21 de junio de 2010

El Chico II


Que el Chico sea parte de nosotros es un privilegio, pero con Lía, éste se multiplica y alcanza otras dimensiones. No ha ido muchas veces por que su vida aún es corta, pero las últimas veces que ha estado allá le sirven para hacerlo suyo, para que se emocione, disfrute y quiera volver. Para ella el Chico es pecesitos, es borregos y meter los pies al río, es el perro oso y aventar piedritas al agua, es bañarse en una tina enorme y visitar la casa de los osos. Es juego, pero juego más libre, más independiente, es gatos y subir escaleras, es fuente de los patos que vomitan y kiosco como casita con luz de huevo. Se podría decir que Lía empieza a amar el Chico, tanto que ha traido un cachito a su casa y lo ha puesto abajo de la mesita de su cuarto, así, si un muñeco, un coche o una pelota va a parar a ese lugar, ella dice "se fue al Chico" y a veces le gusta meterse ahí abajo, apretda e incomoda pero con la recompensa de sentir por un momento que está ahí, en medio de la magia del Chico.

lunes, 26 de abril de 2010

Uga y ponerse sóla los zapatos


Ojitos redondos y fijos, abiertísimos, no se percibe su parpadeo, el cuerpo atento, a veces un poquito asustado pero no tanto como para dejar de mirar.
Lía sentada en mis piernas, sorprendida con el teatro, su primera vez en contacto con este arte extraño e hipnotizante.
¿Aguantará?, ¿le gustará?, ¿entenderá? Pues aguantó, le gustó y entendió. Después de 50 minutos de espectáculo, ella quería otro ratito. Al salir repetía lo que vió. "Uga baladilla", "huevo voló", "bañó bubujitas", "se cayó".
Qué placer verla así, qué privilegio disfrutar su asombro ante lo nuevo, ante lo bueno de la vida.
El día de ayer no acabó con eso, de regreso de casa de sus abuelos, en el aburrimiento de un trayecto largo en coche, aprendió a quitarse y ponerse sóla los zapatos, cada vez que lo hacía se emocionaba, se enorgullecía y pedía más, repitió la operación cerca de cuarenta veces.
El fin de semana cerró con su primer baño formal en regadera, ratita flacucha, mojada y contenta que sale y entra a una cubeta hasta dejar molida la espalda de su padre.

lunes, 19 de abril de 2010

Aquí de nuevo


He recibido algunos reclamos, sobretodo de la gente cercana que por ahora está lejos, acerca de la inactividad de este blogg. No sé muy bien por qué lo he suspendido por un tiempo, puede ser que la vida, y Lía de su mano, me rebasan a ratos; ella crece y cambia más rápido de lo que cualquiera podría escribir. Vivo absorta en la observación, sumergida en el disfrute de su belleza y cualquier cosa que escriba será sin duda sólo una foto borrosa y no muy fiel de la realidad; sin embargo, tengo la firme intención de retomar la narración de sus avances, de algunos de ellos.

A forma de resumen puedo compartir qué ha pasado con Lía desde la última vez que escribí. Aprendió a caminar, a hablar sin parar y cada vez más claro, se cambió de nuestro cuarto al suyo y ahora duerme solita, en su espacio, aprendió también a estar contenta en la escuela, a quedarse ahí cada mañana sin llorar y a regresar platicando de sus amigas, amigos, maestras y actividades del día, sabe algunas letras, algunos números y está aprendiendo a comer sóla, a manejar la cuchara y el tenedor cada vez con más precisión y menos batidero y puede prácticamente enjabonarse sóla a la hora del baño.

Le gusta que cantemos juntas, a veces pide "Lía sola" y canta incompleto y hermoso; casi todas las tardes vamos al parque y se sube cerca de treinta veces a la resbaladilla o pasa largos minutos en el columpio, le gusta también elegir cuentos y sentarse a escucharlos en su sillón rojo, se entretiene pintando, cambiando objetos de la casa de un lugar a otro, subiendo a la resbaladilla a todos sus muñecos o sus coches, y sus pasiones actuales más fuertes son: saltar como rana, su papá, comer pelón pelo rico o sandía con miguelito, Rodolfo el reno, bañarse en tina grande en casa de su abuela o en el chico, desayunar hot cakes con miel los domingos y salir de paseo a la feria o a la librería.

Sólo un cachito de quién es Lía hoy, para ponernos al corriente, para recuperar de manera ágil y tramposa el tiempo perdido, para volver a compartirla con ustedes, los que están cerca y sobretodo los que están lejos y guardan en su corazón un pedacito para ella.